En el año 794, en la actual Kyoto, se inició una brillante fase en la historia japonesa enmarcada por el cultivo de las artes y la imitación de la refinada cultura del Imperio chino. A la par, lejos de ese lugar, en las provincias más agrestes del país, hicieron aparición un tipo de guerreros que terminaría imponiendo su ley y encarnando el espíritu japonés durante más de mil años.
A éste guerrero, en sus orígenes se le denominó de distintas maneras: tsuwamono, mononofu, bushi… pero el que terminó quedándose fue samurái, entendido como <<servidores>>, de donde surgió la palabra hoy extendida a lo largo del mundo: el samurái.